lunes, 15 de abril de 2013

ETICA DE HUME INSPIRADA EN EL EMOTIVISMO DE HUTCHESON

La ética de Hume se inspira en el emotivismo de Hutcheson. Según esta teoría, las acciones deben ser valoradas en función del sentimiento de agrado o desagrado que generan. La ética no se puede fundar en la razón, sino en los sentimientos. La pasión, la emoción es lo que realmente mueve al hombre a obrar, y no los motivos aportados por la razón. La libertad es, una vez más, un concepto vacío: Hume niega su existencia. Para él, las éticas fundadas en la razón o las que se autodefinen como “realistas”, cometen lo que después se ha llamado “falacia naturalista”: tratan de deducir el “deber ser” (la norma o el valor moral) a partir del ser (las cuestiones de hecho). En realidad, se enfrenta Hume con esta crítica a toda la tradición naturalista, identificándose más con el convencionalismo moral que ya defendiera Ockham: no existe algo así como una “naturaleza humana” a partir de la cual puedan deducirse las normas o los valores morales. Los únicos “hechos” que pueden ayudarnos a construir juicios morales son los sentimientos o las pasiones que generan las acciones y decisiones en el propio individuo. Es “bueno” lo que despierta en el sujeto la aprobación o un sentimiento agradable, mientras que sería “malo” lo que despierta desaprobación. Las ideas de Hume son similares en este sentido a las epicureas: el placer y el dolor con orientaciones fundamentales de la moral, pero existen también otros sentimientos morales esenciales, como puede ser la compasión, que sirven de motor para la acción moral.

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